dilluns, 6 de febrer del 2012

Manifestación 28 de Enero CRÓNICA



Cartel de la manifestación
El sábado 28 de enero tuvo lugar una doble manifestación contra las famosas "retallades" o la imposición de medidas neoliberales. Convocada originalmente por el Fòrum Social Català (FSC), que agrupa más de 300 organizaciones en toda la comunidad autónoma, y con la premisa de que nadie llevase siglas de ningún tipo, se pactó que sería una "manifestación unitaria de carácter cívico y social". Terminó yendo con otra, convocada por partidos y sindicatos. Ambas caminaron juntas desde Plaza Catalunya hasta el parque de la Ciutadella.
La diferencia con respecto a otras manifestaciones es que, por primera vez, los del FSC encabezaban la manifestación.

El papel que cubría la pegatina naranja cedió con facilidad. Joan se la colocó en el centro de la camisa: acababa de pasar de ser un ciudadano a ser un organizador de la manifestación. Él y sus compañeros tenían la tarea de evitar que se colaran banderas de partidos y sindicatos en su bloque

Se habían dado cita a las 16.30 para coordinarse, pues la marcha empezaba a las cinco. Cuando por fin llegó la hora, el sinuoso grupo empezó a avanzar, con parsimonia. "Como las retallades nos afectan a todos por igual, consideramos que los que tienen que estar a la cabeza son los ciudadanos, y no los partidos", argumentaba Sergi Beberide, Secretario General de la sección administrativa de la Intersindical Alternativa de Catalunya (IAC), uno de los organismos asociados al FSC. "Yo mismo pertenezco a un sindicato, pero vengo aquí como ciudadano".



Joan, con su cordón
Fuente propia
Un cordón de fotocopias del cartel que anunciaba la manifestación sin siglas separaba los dos bloques. Ahí estaban Joan y sus compañeros, atentos a aquellos que intentaran colarse. Detrás, se iban formando pequeñas islas de PSC, ERC, CCOO y UGT en un mar de esteladas y banderas republicanas, alimentadas por furgonetas de las diferentes instituciones. Habían venido cargadas de palos y plásticos dispuestos a ser ondeados. 

Banderas del PSC
Fuente: Sandra Gemar Ruiz
Acostumbrados a estar a la cabeza de las manifestaciones, las fuerzas políticas y sindicales se habían visto relegadas a un lugar secundario. Beberides mencionaba, entre risas: "Nos han acusado de intentar manipular la manifestación... ¡Solo porque no dejamos pasar las siglas!".

Mientras tanto, el bloque de los partidos y los sindicatos seguía al blanco por vía Layetana. "No sé qué vienen a hacer los partidos y los sindicatos aquí, cuando han sido ellos los que han permitido todo esto", se quejaba Carmen bien fuerte, asegurándose que los del otro bloque le oían. Este tipo de declaraciones muestra lo mucho que se han alejado estas instituciones de los ciudadanos: empezaron como representantes y han terminado convirtiéndose en "un oficio en sí mismo", según Carmen. "Si no, ¿cómo se explica que haya dos bloques en esta manifestación?"

La prohibición de las retallades
Fuente: Sandra Gemar Ruiz
  Banderas de todo tipo eran ondeadas con orgullo, y no solamente políticas: abundaban los eslóganes y los logotipos de la tijera prohibida, imprescindibles en este tipo de protestas. Ferran, miembro de ERC, explicaba que, aunque se trate de una crisis global, en Catalunya hay un "problema concreto". "Sufrimos la explotación de unas clases superiores y la expoliación del Gobierno Español". Afirma que quieren un modelo igualitario, pero "que hay que empezar por Catalunya". Andrea, protestante sin siglas, los tildaba de "egoístas". "¿Por qué habría que darle más importancia a Catalunya que a otras minorías? ¿Porque vivimos aquí? No podemos continuar creyendo que somos el ombligo del mundo".

Gente bajando por Vía Layetana
Fuente: Sandra Gemar Ruiz
Iván y Víctor, de mediana edad, charlaban amigablemente entre las corrientes de colores políticos. Sin ningún tipo de eslogan o chapa, simplemente con su sombrero, comentaba el primero, profesor de secundaria: "Yo estaría dispuesto a renunciar a tres cuartos de mi sueldo para evitar los despidos masivos. El problema es que no nos dan, ni siquiera, la posibilidad". Víctor, por su parte, respondía a la pregunta de si la crisis le había afectado que "no económicamente, pero es imposible que no te afecte. La crisis nos afecta a todos". Cuando empezaron a hablar de política, Iván susurró, casi para sus adentros: "Yo ya no sé qué creerme..."

Un pequeño grupo de SOS escuelas
Fuente: Sandra Gemar Ruiz
Se veían manchas amarillas, sobretodo en la parte blanca, sin siglas, mezcladas con el tumulto: "Somos SOS escuelas, la marea amarilla que se extiende por Catalunya para ofrecer una educación pública de calidad", clamaba Montse, miembro de esta campaña originaria de Badalona. Tres niños cantaban, no muy lejos: "Olé, olé... ola, ola... la pública és, el millor que hi ha!", aplaudidos por sus padres.

Cuando ya no hubo más Vía Layetana por la que seguir, anduvieron por la calle del Marqués de la Argenteria. Pasaron por delante de la Estación de Francia, donde la manifestación se congeló un rato. Ahí Javi, colaborador de En Lucha, aprovechó, para sacar su megáfono e inundar el aire con sus protestas: "Acabemos con los privilegios de los políticos". La organización en la que participa, En Lucha, es la ramificación en España (En Lluita en Catalunya) de la International Socialist Workers, de inspiración marxista y trotskista, que actúa en más de treinta países. "¡Buscamos la unidad de las izquierdas!", clamaba Javi. Alejado del bullicio, Sergio dialogaba con un viejo conocido suyo. Denunciaba el trato de las autoridades con respecto a la organización: "hace unas semanas, multaron a los organizadores de una manifestación anti-fascista".

Uno de los tres candados del parque de la Ciutadella
Fuente: Alfonso López Rojo (La Directa)
La marcha no se terminó, como solían hacerlo, en la entrada del parque de la Ciutadella, sino dentro: unos candados no consiguieron impedirlo




Los Mossos delante del Parlament
Fuente: Alfonso López Rojo (La Directa)
Ya había caído la noche, y delante del Parlamento esperaban los Mossos de Esquadra en masa. "¡No vaya a ser que les ensuciemos los parabrisas!", chillaba Joan mientras se quitaba la pegatina. "Esto sí que lo hago como ciudadano, y no como organizador".

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